Aprendizaje

Aprendizaje

Venimos a este mundo a aprender.

Tomamos experiencias y conocimientos y los aplicamos en todos los aspectos de nuestra vida.

Desde hace unos meses me pregunto por qué hay cosas que no aprendí antes, por qué no llegué a este mundo con un paquete de trucos que, sin duda alguna, me habrían ayudado a sobrevivir, en más de una ocasión, a tropiezos, golpes, lágrimas y demás.

Hoy quiero hablarles de esas pequeñas e ínfimas cosas, que también son bastante importantes, de las cuales creo que, ya no digamos que debí de haber nacido con ellas, pero sí que tenía que haber aprendido muchos años antes y que gracias a mi amiga diabetes, hoy las tengo como herramientas para subsistir.

Comunicar

Vine al mundo y adquirí el lenguaje, desarrollé el habla y quien me conoce, sabe que me callo muy poco.

¿Pero en verdad estaba preparada para comunicar lo que sentía al mundo?  Nunca lo estuve, hasta que tuve que explicarle a mis cercanos qué de mi comportamiento se debía a una hiperglucemia y qué a un simple enojo; cuál era mi estado físico en ese momento y sí, comunicar las frustración, el miedo y la tristeza que sentía.

Yo voy primero

Una de las primeras hipoglucemias después de mi diagnóstico fue una mañana mientras preparaba a mi hijo para la escuela, tenía un problema con su uniforme y simplemente comencé a sentir los síntomas. Me miró con la cara más preocupada del mundo y me preguntó si me encontraba bien. Ahora sé que antes de hacer cualquier cosa en esta vida: conducir, comenzar un día en la casa, hacer ejercicio, sacar a pasear a mis perras, etc., no debo de olvidarme de que tengo una glucosa necia y de que, si no estoy yo primero, no puedo ayudar a nadie más.

Sentido arácnido para las decisiones

Quien vive con diabetes me entenderá, siempre digo que colecciono síntomas, he sentido hipoglucemias rarísimas, he pasado desapercibida ante muchas hiperglucemias, también he tenido que manejar y hacer cálculos sólo por un número después de la comida para prevenir acabar en una hipoglucemia por las noches. Tomar decisiones elaboradas y calculadas está en mi día a día.

Bien dicen: ¡manejar la diabetes tipo 1 es un arte!

Yo a veces me siento como Spiderman intentando llegar al siguiente edificio con muy poquita telaraña. Pero sin duda alguna tengo más control en las decisiones… ¡De ello depende mi vida!

También soy humano

“¡Me duele la cabeza! Mi glucosa está bien, pero… ¡Mi cabeza sigue doliendo!” No sé cuántas veces he dicho ésto y un día aprendí que también soy humana y que si no duermo bien, paso por un momento muy angustiante o cualquier otra cosa, mi cabeza, mi brazo, mi pie, todos ellos pueden doler y no siempre es culpa de mi diabetes.

Seguimos aprendiendo, me queda claro que en esta vida nunca voy a dejar de hacerlo.

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