Celebrar mi diabetes

Celebrar mi diabetes

Si me preguntaran:

Karime, si te dieran a escoger entre vivir con diabetes y no hacerlo, ¿qué elegirías?

Rotundamente les contestaría que no, porque la verdad es que preferiría, sin duda alguna, haber llenado el tiempo de mi día y mis pensamientos (POR EL RESTO DE MI VIDA) en no preocuparme por mis niveles de glucosa o planificando mis alimentos…

Pero hoy, justo un día como hoy, comencé el viaje más significativo de mi vida: la diabetes tipo 1.

Después de darle varias vueltas al asunto, decidí que debía de festejarlo, porque indudablemente, fue un proceso complejo y de aprendizaje (que no ha terminado, ni lo hará).

Hoy les quiero platicar puntualmente por qué festejo mi diabetes:

Autoconocimiento

¿Qué sientes? ¿Qué está provocando esto? ¿Está funcionando?

Antes de la diabetes, la vida fluye, intentamos mantener un equilibrio, siempre nos han dicho: come bien, ejercítate, bebe agua… Con diabetes, cada factor de la vida afecta a nuestra glucosa, cada momento, cada episodio de hiper o hipoglucemia es distinto, salir a correr, caminar o cualquier cosa, representa estar atentos, conocernos.

Nadie sabe más de diabetes que aquel que la vive en carne propia. El día que aprendí a conocerme y ver qué funcionaba en mí, el manejo fue más fácil. Celebro que la diabetes me hizo reconocerme.

Mi “yo” autodidacta

Siempre he sido autodidacta, quien me conoce, sabe que hice la mayoría de mis estudios en sistemas no tradicionales, por una u otra razón, pero así fue. Descubrí en algún momento de mi vida, que aprender por mi cuenta y viendo el mundo desde mi perspectiva, a mi ritmo, era el modo en el que yo podía asimilar las cosas, comprenderlas. Cuando me enfrenté a conocer y aprender sobre la diabetes, tuve un poco de ayuda; mi médico amablemente me proporcionó manuales de conteo de carbohidratos, fui con un nutriólogo, pero la mayoría de lo que sé sobre diabetes lo aprendí en blogs, libros y artículos sobre educación en diabetes, nutrición, etc. Aunque esto parezca extraño y espantoso, la mayoría de los que vivimos con diabetes aprendemos de ese modo… bueno, también aprendemos de las experiencias de otros, eso es fundamental.

Mi diabetes me recordó que un ente autodidacta vive en mí y que siempre estará preparado para aprender cosas nuevas.

Educar a otros

Al diagnóstico, la diabetes llega al núcleo familiar. Todo lo que aprendí, por mi seguridad y la de mis seres queridos, tuve que exteriorizarlo. Después de eso, salí al mundo cual testigo ferviente de este mundo de la diabetes y cada vez que tengo oportunidad, educo a otros.

Celebro esto, porque cada día veo con mayor frecuencia a mis amigos cuidando de sí mismos, curiosos, atentos y reconociendo signos de alerta. Si ustedes están bien, habré dejado algo pequeño en este mundo.

Los que amo

No hay día en el que no piense en lo mucho que deseo ver sanos a los míos, que la huella de esta diabetes, nunca se presente en mi hijo y en las personas que amo. Todo ello, me ha hecho estar más atenta a cualquier signo de alerta. Pero, sobre todo, me ha enseñado que debo de estar bien por ellos, que cada vez que me mantengo bien, es un momento feliz y tranquilo a su lado, un año más de vida, una complicación menos.

Vivir la vida

Estoy viva, un año más viva, después de cerca de 2,548 inyecciones, casi 1,500 tomas de glucemia, muchísimos viales y plumas de insulina y yo… sigo aquí.

Celebro mi diabetes, porque me enseñó que vida, sólo tengo una, que debo amar hasta que se me acabe el alma, que nunca habrá días sencillos, que muchas veces (siempre) haré lo mismo que el día anterior y NUNCA obtendré el mismo resultado.

Que me frustraré y lloraré, que llegará gente a mi camino para enseñarme algo y por algún motivo.

Que la vida es un conjunto de causas y que sin la causa DIABETES yo no habría descubierto todo lo capaz que soy.

Pd: en la foto pueden ver todos los viales y plumas de insulina que usé durante este año.

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